viernes, 11 de diciembre de 2009

Nana [A Un Niño Perdido]


Saludos.


Para la imagen del poema no había encontrado ninguna adecuada. He pasado un rato buscando hasta que he tenido esta idea. La foto de arriba es un catálogo de sweet cradles americano. He empezado metiendo un contraste agresivo y he deteriorado el color para después usar un simple efecto invertido. Pero claro, al forzar la gama, los claros se corren al blanco y los oscuros al negro, conformando un tétrico habitáculo.

En el bordado de la cuna, estratégicamente tapado, he modificado el mensaje por "bye baby...". Ese temible adiós sumado al contraste de colores parece un tanto gótico. La letra 'B', modificada, era en principio roja, chorreante, como pringada por la sangre, pero la estimé demasiado obvia, sin contar el mal gusto, y preferí evitarlo. El que la cuna esté vacía, como si le cantara al espacio ausente, refuerza la idea de la nada y el concepto de pérdida.

Ahora pasemos al poemario en cuestión.

La clave de este poema es el ritmo. Para dar velocidad, algunos versos se aceleran, otros se retrasan con hincapié en ciertas escenas, pero siempre es lo que distingue. Hay también una cantidad importantes de figuras de doble significado (la primera en el título), e incluso puede considerarse una pesadilla en vez de un hecho realista.

La rima convierte ocasionalmente a los versos en pareados (metáfora a la pareja de dos, la madre y su hijo) y, a juzgar por la métrica general, entre siete y ocho sílabas, parece que tenemos delante un romance. Es evidente la influencia de los cantares de Rosalía de Castro, entre otras.

Debo dejar constancia también de que esta nana tiene música y quizá algún día la incluya en la entrada, pero no puedo tomarme a la ligera esta trágica historia más real que inventada, así que lo haré adelante.


· Nana [A Un Niño Perdido] ·
(XIII)

¿NIÑO mío, donde estás,
niño mío, que harás?
Si este mundo te llevó
de mis brazos te robó
porque a mi se me olvidó
arroparte el corazón.
La magia se fue contigo,
¡y a aquel cierzo le maldigo!
Solo a veces fue tu llanto
quien borró mi mal espanto.
Niño de mi luna
sola está la blanca cuna
ya es más de la una
y no estás aquí.
Voces en el viento
quieren que te cuente un cuento
y este sufrimiento
no se irá de mí.

Las cortinas me retornan
tu olor de recién nacido,
nunca diera por perdido
a quienes mi vida adornan.
Ya se fue el bebé...
¿Un castigo por querer?
¿Por perder la fe?
No lo se, no se.
¿Acaso vendrá?
A dejado su calor
y su manta de algodón;
no te mueras por favor
que también saldrá
a buscarte, mi alma
y mi corazón.
Cerró los ojos ya.
¡Respira una vez más...!
... Duerme. Adiós, mi amor.

***

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Imago Et Littera

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Dado el uso indebido en muchos casos, desconozco la fuente original y en consecuencia, la autoría. En ocasiones pretendo rendir homenaje y ofrecer una accesible lectura gracias al apoyo gráfico, pues creo firmemente en la conexión de la artes y su complementación inherente a su misma concepción.