sábado, 22 de agosto de 2009

HOME


Saludos. Hoy voy a hacer algo bastante atípico por mi parte.

Voy a publicar una entrada sin dar explicaciones de mi larga ausencia. Voy a dejar unas 12 entradas en borrador y voy a anteponer un par de pensamientos que me han venido. Así de simple.

Hoy he visto el documental HOME. Se trata de un proyecto escrito y dirigido por el afamado fotógrafo Yann Arthus-Bertrand, con la participación de cientos de colaboradores, entidades del arte, la moda, el cine, la televisión... destacando como productor ejecutivo al excelente director francés Luc Besson.

Tiene la visión de alguien ajeno a todo esto, haciendo un copy/paste de datos científicos recogidos a lo largo de los meses, pero no tiene la visión directa de un científico o alguien interno a la comunidad.

Al menos, dicho sea de paso, le da cien patadas a aquella verdad incómoda que generó tantos ingresos y que, un político contrariado y 'rebotado' al que yo siempre he admirado, puso en entredicho algo firme, creando más detractores que seguidores... he incluso está por encima en cuanto a nivel rítmico y narrativo frente a la serie emitida en TVE 'TIERRA'.

Dicho esto, allá voy con mis consideraciones:

Al planeta Tierra le da absolutamente igual qué haya sobre su corteza, si bacterias, dinosaurios o helio en estado gaseoso.
Nuestra supervivencia como raza tiene fecha de caducidad, ¿acaso el agua potable es infinita? Lo que llamamos recursos, no lo son, son nuestro pase para asegurar nuestra existencia.


Es una lástima que todo cuanto hemos avanzado, descubierto, estudiado o imaginado, pueda desaparecer.
Pensemos en el esfuerzo del retraído Einstein o en todas esas mentes brillantes capaces de obtener una visión más amplia de conciencia, frente a la obtusa y apilada mayoría... me entran puras ganas de echarme a llorar. Pero más llorarán las madres que abandonen a sus hijos cuando, en vez de seis mil millones de habitantes
homo sapiens, haya sobre la tierra veinte mil.

Somos dueños de nuestros actos, no del mundo.

Todos nacemos con una virtud, y si no la tenemos, nos la construimos, la compramos o en última instancia, renunciamos de múltiples formas. Partiendo de esa teoría, se fragua una premisa más que evidente: ¿nos pertenece aquello que conocemos, que nos rodea?

Siempre he sido de los que dicen "descubrir e investigar" en vez de "inventar y crear". Creo en la serendipia, en la imaginería colectiva. Somos un virus irremediable, una especie con capacidad masiva de destrucción. Pero también somos de entre pocas, la raza más benevolente, juiciosa, razonadora e increíblemente intuitiva.

Por ejemplo, la espiritualidad es un método para afrontar el destino, hay muchos... pero siempre recurrimos en el día a día a decisiones conscientes. No dejamos nuestro sino al azar, en Dios, en el Karma, en la divina providencia. Pasados unos días sin comer, a manjar nos sabe hasta el más asqueroso de los pre-cocinados caducados.

Nuestra memoria global apenas alcanza en el mejor de los casos a los abuelos/nietos. ¿Cómo podemos amar, proteger, añorar u odiar a aquello que no conocemos?

Las principales empresas y compañías que han destruído masivamente el mundo acomodando la vida, ahora se proponen como héroes, mesías adinerados. Sus planes a nivel de usuario solo pospondrán un final más trágico.
Nosotros seguiremos comprando ropas, comida y bebida. La maquinaria de la vida humana no da tregua, no deja en paz lo que lo rodea, pero al resto del Universo le da exactamente igual.

Olvidaré este documental pasados 10 minutos, o quizá un par de días.


La vida parece ser una redundancia cíclica, y nosotros unos egoístas no premeditados.


Espero que, con suerte, la historia se reescriba sin tener que sacrificar nuestro legado, aunque eso poco importa, ya que, como he dejado entrever arriba, el pasado y el futuro, las dimensiones paralelas, parecen dársele mejor al Doctor Manhattan que a los ciudadanos de a pie.


Un afectivo saludo a todos.


***

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Imago Et Littera

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