
Vencí a la derrota en embriaguez
y tu me querías, niña.
Y cuanto más te amaba, tu venganza era más fulgurante,
no somos los mismos de la primera vez
y la noche arremete contra crepúsculos heridos,
eras una niña y tu melena morena me acariciaba.
Niña.
Te busco en el susurro y te vas, huyes perseguida por el miedo
busco tu cuerpo desnudo en mi deseo
toda la vida. Mi felicidad es temerosa.
Quiero que sin llamarme oigas mi voz callada...
La necesidad innecesaria eres tú, mujer de cálidos ojos.
Tu piel nívea arde: jamás pensaría que mis pupilas seducen
a senos de naranja.
Tu boca se derrite y pone el bozal al lobo,
en mi desdicha miraba hacia ninguna parte
y te encontré a ti,
hoy que te quiero te desvaneces,
como la niebla traidora en la aurora.
Mi implacable tristeza te persigue, ¿por qué me eres tan linda?
Dulce confitura más que el azúcar
más que la miel de las ebrias abejas.
Quiero que sin llamarte oigas mi voz callada...
***
y tu me querías, niña.
Y cuanto más te amaba, tu venganza era más fulgurante,
no somos los mismos de la primera vez
y la noche arremete contra crepúsculos heridos,
eras una niña y tu melena morena me acariciaba.
Niña.
Te busco en el susurro y te vas, huyes perseguida por el miedo
busco tu cuerpo desnudo en mi deseo
toda la vida. Mi felicidad es temerosa.
Quiero que sin llamarme oigas mi voz callada...
La necesidad innecesaria eres tú, mujer de cálidos ojos.
Tu piel nívea arde: jamás pensaría que mis pupilas seducen
a senos de naranja.
Tu boca se derrite y pone el bozal al lobo,
en mi desdicha miraba hacia ninguna parte
y te encontré a ti,
hoy que te quiero te desvaneces,
como la niebla traidora en la aurora.
Mi implacable tristeza te persigue, ¿por qué me eres tan linda?
Dulce confitura más que el azúcar
más que la miel de las ebrias abejas.
Quiero que sin llamarte oigas mi voz callada...
***