martes, 14 de julio de 2009

TOUCH YOU


Saludos de nuevo [¿autosaludo?]. Hace exactamente un año, tuve un sueño un tanto extraño.

En un primer impulso de publicarlo me surgieron dudas sobre como plasmar tantas cosas, memorizadas con una nitidez insólita (debido a que desperté en plena fase de ensoñación), pero me pareció extravagante a la par que complejo de entender. Y siempre te inventas los huecos descubiertos...

Hace apenas unas semanas, comprobé como las principales desarrolladoras de hardware del mundo estaban preparando su horneada de nuevos productos, todos enfocados a un concepto 'tocable'. Tanto Apple como Microsoft tenían pizarras mágicas para el futuro.


Me viene a la mente, que siempre que estoy con Pro Tools o Logic creando música, deseo la inmediatez de poder tocar la pantalla, agarrar & estirar, los comandos se quedan rezagados ante la imaginación... en plena expansión del iPhone, la era de la creación táctil, pues creo que ha llegado el momento de publicarlo, sin temor a que me copien ideas rocambolescas, a tenor de lo anteriormente dicho.


Incluso pensé extender la idea para un posible libro, o como guión de un hipotético cortometraje... pero todo eso es paja. Nada es premonitorio, sino pura serendipia.

Voy a publicarlo tal cual, sin anotaciones, según lo expuse en su día y sin correcciones gramaticales, no pretendo alterar el contexto en la menor forma. Es un tanto surrealista, irreal quizá... pero tiene su aquel, como diría un amigo mío.

***

· TOUCH YOU ·

He soñado algo que podría revolucionar la industria musical. Un concepto distinto. Olvidemos el “TOUCH ME” que nos han vendido empresas como Apple o Samsung, es hora del “TOUCH YOU”.
La cierta connotación erótico-sexual del contexto genera controversia, el onanismo no es una forma de vanguardia, pero es algo distinto aplicado a la música, algo ergonómico y funcional.

Presentaba una idea a unos viejos amigos, donde en primera instancia, se trataba de un objeto que fuese capaz de captar los movimientos del cuerpo, registrando toda la información del sentido de tacto, mediante algún tipo de chip.
Empezábamos a fabricar ese chip y empezaban a presentarse los primeros problemas. Una vez probado de forma temporal y programado para captar la respuesta de toda la superficie corporal, sentíamos que un chip no es la mejor forma de expresión. Teníamos todo monitorizado y parecía un filme retro-futurista.

Planteé la fabricación de un modelo “wireless”, “sin cables”, y un aparato captaría la respuesta mediante ondas WIFI. Implementamos ciertas mejoras, ya podíamos analizar una capa más profunda y amplia de la piel, incluso la ropa más cercana a la misma, semejante a una membrana, y añadimos respuestas a postpulsación, velocidad e intensidad de ejecución. Pero nade de botones, cuerdas o teclas.
Con ese aparato wireless teníamos en nuestra mano una idea factible. Del aparato, mediante conexión USB 2.0, una etapa preamplificadora y de ahí unos monitores activos con excelente respuesta a altas frecuencias por donde salía el sonido sin procesar.

El sonido era lo más parecido a un theremin, algo rudimentario, pero cuando algunos clientes se interesaron, empezaron a programar instrumentos virtuales dedicados, por lo tanto, podías a priori tocar teclas de piano en tu pierna mientras utilizas las cuerdas de una guitarra en tu brazo.

Hice una reunión con unos amigos y presentamos el proyecto alfa. Inmediatamente se empezó a construir una versión final del proyecto. Algunos potenciales compradores se mostraban reacios a la idea de los chips implantados, pese a tener una respuesta de menor latencia y un sonido más nítido, pero el perfeccionamiento de la versión wireless interesó mucho. Los accionistas se frotaban mas manos.
Algunos músicos ya se veían aplicando capas de esos sonidos innovadores a sus temas o creando discos enteros con su cuerpo. Al igual que los especialistas en usar un theremin, la curiosidad y la competitividad daban un aspecto sugestivo al proyecto.

En una reunión, cenando, uno de nuestros amigos de chaqué negro dijo: “Si hay que dar un golpe de talonario, pues se da”. Por un momento nos viramos y vimos factible realizar mi idea, si alguien nos avalaba y presupuestaba la fabricación final del proyecto... Nos ofreció cinco millones de euros para realizar la idea, con un contrato donde nos solicitaba seguir experimentando con la idea. Eran de ingeniería naval y militar.
Pero también tuvimos en la reunión, clientes de la creación musical que nos ofrecieron llevar la idea a ferias de innovación musical y patentar el futuro producto. A ellos les interesaba la interacción con nuestro propio hardware, siendo una sensación de ‘analogía’ el factor detonante del interés. Una fusión híbrida perfecta de análogo y digital, hardware y software. Como si pudieras escuchar el alma.

Empezamos una potente campaña publicitaria. Tras una serie de castings se eligieron modelos perfectos masculinos y femeninos. El aire erótico seguía en el candelero, pero no era sino un condicionante de su éxito.
En el anuncio, aparecían un hombre y una mujer jóvenes solo en ropa interior negra sobre fondo blanco y aparecía el logo de “TOUCH YOU”. Los modelos se miraban cómplices y el sonido que creaban cambiaba el fondo (el chroma key), dando un estallido psicodélico y transformando el anuncio en poco menos que un icono del siglo XXI.
El famoso logotipo de la cara sonriente amarilla aparecía en la “O” del “YOU”, y eso otorgaba comodidad y familiaridad. La música era festiva pero sugerente, con un sonido muy “KORG”.

Pronto las primeras empresas emperezaron a mostrar su disconformidad debido a la creciente presión por parte de los grupos defensores de los Derechos Humanos y las especulaciones vertidas por un importante neurólogo confirmando que nuestras nuevas “Herramientas de Creación Musical” irradiaban ondas perniciosas para la salud, para la cortex cerebral, para el desarrollo del tejido neuronal en fetos, evitando que lo usásemos cerca de embarazadas como si de tabaco se tratase.

Pero nuestra respuesta fue el exitoso “Bebé Musical”, un spot de gran tirada y corto minutaje, donde se presenta a un bebé solo provisto del pañal haciendo 'por si solo', una canción infantiloide al estilo de una nana. El encanto del bebé hizo el resto del trabajo y convenció a muchos de los dubitativos.

Hubo una fiesta de presentación donde se encontraban famosas celebridades (yo podía reconocer desde la hermana de Penélope Cruz hasta a ¡David Bowie!) dispuestas a incluir nuestro producto en sus videoclips.

Empezamos a fabricar una versión ‘portable’. Mientras nuestros clientes potenciales tenían herramientas de ampliación-modificación terminadas, se realizaba un concurso de acreedores de otra empresa que nos iba a la zaga, y la nuestra, sitiada en dos edificios que previamente iban a ser derruidos, ahora unas vanguardistas oficinas diáfanas, no paraban de gestionar tratos con posibles clientes ávidos de tecnología.

La versión ‘portable’ tenía el tamaño de un iPod Touch, y contenía el software necesario para modificar la señal, junto con una salida mini-jack para auriculares que se vendían junto con el producto final (de hecho, eran unos cascos híbridos con un color carne y un diseño que se adaptaba a la oreja y daba la sensación de no llevar nada, principalmente para alimentar el concepto de poder hacer música sin nada más.). El secuenciador interno y el motor de sonido eran de una calidad sin precedentes.
Según tocabas las distintas partes del cuerpo, podías almacenar y recomponer los sonidos pregrabados en la memoria. De hecho, por no mucho dinero, dábamos la posibilidad de crear esos “sonidos del alma”.

Empezamos una segunda campaña propagandística con una agencia famosa por haber tratado con importantes empresas desarrolladoras farmacéuticas (o eso me dijo mi socio, que era mi agente personal).

En el anuncio aparecía el típico gordo de bar sentado en una tumbona en la playa de una paradisíaca isla hawaiana haciendo musiquita con su panza. Tenía programada a lo largo de toda la barriga una sección de pads con diferentes sonidos y estaba, mediante elementos percusivos, creando una composición rítmica.

En otra secuencia un hombre sentado en un aeropuerto esperando su vuelo se tocaba con los dedos su pierna cruzada (típica postura genuflexa de espera) y en realidad estaba tocando relajantes notas de arpa.
En otra, creo recordar, una mujer se rascaba despacio sobre el brazo, creando un sonido de guitarra distorsionada similar a un Haken Continuum FingerBoard.
Pretendíamos acercar a la gente, mediante actos cotidianos, el uso de un producto innovador, que podía general sonidos de mejor calidad y con mayor facilidad de manejo que los theremin del siglo XXI de MOOG modificados (ya no usan señales de frecuencias de radio, sino respuestas electromagnéticas).

Pero no buscaba una fuente de ingresos, buscaba ideas, buscaba crear un nuevo mercado.

Ya teníamos un producto definitivo que paliaba un sector de mercado e interesaba a minorías, y mientras aplicábamos actualizaciones del software (por supuesto no eran necesarios cables, bastaba con conectarse a una red WIFI de banda ancha), por otro lado, gestionábamos ropa musical.

La ropa musical era una idea de hace unos 10 años, pero nunca se materializó excepto en ferias de exhibición. Si bien a todo el mundo no le gusta la música, mucho menos una cara “ropa escandalosa”.

Nosotros modificamos el concepto primigenio, dando un carácter facultativo a la idea, como una implementación o ampliación de lo que ya se podía disponer y se controlaba con el primer dispositivo.
La ropa musical tenía memoria fotorreceptora y era altamente sensible a las pulsaciones, no al movimiento (a nadie le agradaría ir por la calle haciendo ruiditos incontrolados).
Se probó durante un día festivo y se registró todo el proceso. El equipo P.A. fue instalado en un antiguo edificio público y se iluminó la zona de igual manera para captar el movimiento de onda (como un controlador X-Y). Las televisiones locales dieron fe del evento.

Vestimos a posibles clientes y viandantes con nuestra ropa musical y pasearon por la avenida. Al chocarse en el devenir veloz de gentes, generaban sonidos que estaban coordinados armónicamente los de unos “pacientes” con los de otros. Esto desembocó en una explosión de sonidos hermosos y futuristas regalando a toda la calle y el público una melodía “humana” y “natural”. Los organizadores quedaron impresionados con el resultado y fue reiteradamente citado y mencionado en prensa pública escrita y televisada. Germinó y floreció la sinfonía de la vida moderna.

Aquella banda sonora humana, sonidos libres, fueron usados en las mezclas de algunos discos, incluso los remixers los copiaron para crear nuevas obras, los editaron en fiestas de DJ’s y en rawes y se implementaron en cabeceras y en endings de programas y series de éxito. Nuestro programa de publicidad y promoción fue un retundo triunfo y empezamos a preparar la siguiente creación, que yo siempre decía que esperaba “algo cuanto más humano, mejor”.


***


Y hasta aquí mi paranoia nocturna, espero que la hallan disfrutado tanto como yo soñándola.
Hay quién diría que tengo entre manos una idea revolucionaria, pero no tengo tiempo de memeces, obviamente. Cuídense.

***

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Lastre


Hoy, martes día catorce de julio, es un día más, uno cualquiera.

Quienes tengan vidas tan interesantes como para ser contadas bajo el ojo de un Big Brother, que se las apañen para contentar a su público. Yo al menos puedo ser sincero, sin decir "la langosa estaba cruda y el cava excesivamente espumoso" sin que me visite virtualmente un primo comensal y publique "eso es una injuria, eres un capullo". La cuenta la pago con lágrimas, los denarios de mi quejumbrosa mezquindad.

No es un día distinto porque haga propósito de enmienda, ni siquiera porque saque de su escondrijo un cajón de antiguas mentiras. Los astros no van a modificar su ruta elíptica ni la materia subatómica va a dejar de ser jodidamente compleja.

Cuando canté The Silent Man borracho perdido tras unos aparcamientos de un Mercadona, el tiempo siguió pasando...

Cuando las personas que lean ésto piensen "deja el pasado, aburres con tus penas, eres un maldito lastre para la amistad, una losa para el amor", el tiempo, seguirá pasando por ellos...

Cuando lloré hasta la madrugada, hasta el tedio, hasta no saber porqué tras los aparcamientos de un Intermarché, el tiempo, hizo su parte...

Cuando jugué a las canicas vestido con una sudadera blanca tras los aparcamientos de un hipermercado Eroski, las horas eran mías...

¿Cuándo se produjo el cambio? ¿Cuándo sucedió la Transformación?

No era algo rígido, fomentado por esa cultura social... pubertad, adolescencia, madurez... control y descontrol al fin y al cabo.

En todas las ocasiones, mis uñas y mis pupilas estaban dilatadas. Mis rodillas y mis labios amoratados. Mis dientes como terrones de azucar. Mi cerebro en stand by. Mi corazón en epilepsis.

Tengo una recurrente predisposición a las zonas de coches de los grandes almacenes. Son yermos de matemáticas. Son páramos de predisposición. Son catacumbas de retorno. Son segadas naturalezas. Son ocasionales guillotinas... bueno, no tanto, acaso una visita de un par de días a una habitación de hospital, sin sueros especiales ni nada en plan House. Sin souvenirs judíos.

Un parking no miente.
Distracción meditada, soledad despreocupada.


***

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Imago Et Littera

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Dado el uso indebido en muchos casos, desconozco la fuente original y en consecuencia, la autoría. En ocasiones pretendo rendir homenaje y ofrecer una accesible lectura gracias al apoyo gráfico, pues creo firmemente en la conexión de la artes y su complementación inherente a su misma concepción.