Versos Desarraigados

Seguimos con Memorándum Estacional.

Al leer los siguientes versos, veo cuánta verborrea adolescente acaparaba mis textos. Apenas dicen nada para lo mucho que cuentan. Incluso hacia el final, cuando cambia el tono narrativo a cántico, con una tímida euforia elegíaca, sigue siendo una losa releerlo entero (quizá, como reza el título, deberían haber sido desterrados del conjunto, por ser hojas menores... aunque el verdadero contexto del poema alude al sentido de orfandad).

Como todos los poemas, insisto, lo aquí dispuesto está protegido bajo una licencia CC y una particular de edición.

Por la estructura puede deducirse que estamos ante decasílabos con rima asonante y consonante por momentos, acercándose a un romance. Hay versos blancos, por tanto no podemos formar décimas, pero tampoco cuartetos por su disposición. Me llama la atención lo libres que son, lo poco ajustados que están, recordándome a los serventesios asonantados de Bécquer, aunque también hay referencias teatrales.

No tengo intención de corregirlo, así que lo publico tal cual lo encontré en el documento de Word fechado el 25 de Agosto del 2002. Os dejo con la [extensa] lectura.

· Versos Desarraigados ·
(VI)

ABSTRACTAS campanas del silencio
peregrinos inviernos de grises,
vástagos en soledad sumidos;
¿por cual bañera navegó Ulises
para que perdiera todo aquello
cuanto quería hasta el sin sentido?

Nuestros mañanas, nuestros ayeres
criollos de un reino abandonado,
somos hombres de plata oxidada
de arcilla, ceniza y telarañas.
Rondas de una luna centinela,
cadencias con cual cruel cantinela
se reviste día a día el mudo
susurro de noches estrelladas.

Humildes avenidas de abetos:
caminante es tu camino, vetos
ante hechiceros presuntuosos;
lluvia de tristeza azur y blanca
como melancólica nostalgia
cae al abismal acantilado.
Horas enfermeras y enfermizas
disfraces y máscaras postizas.

Mil pensamientos sugestionados,
cien sentimientos sugestionables,
cien mil poemas indeseados,
de un millón de palabras afables.

A veces mis pupilas cansadas
reposan precavidas del mundo,
renace (entonces) el brillo de sus labios
azahares de dolor y apuro.

Una epidemia de hormigas blancas
esclavas en sus relojes yacen.
Utópica paz, infantil guerra
arte sin colores, sin banderas.
Somáticos seres sin moldura
himnos armados de ineptitud.

La suave quimera se desplaza
como el rayo helado de la vida,
mortal y sordo relampagueo;
algazara en los muelles vacíos
voces de porcelana flotando,
amargos jardines de lamento.

Mariposas de cieno y estiércol
calendarios con falsos desnudos,
¡embriaguez espiritual siento
a cada verso, o instante puro!
Viudas arrugas sobre mis folios
huelen la podredumbre del Todo,
el gran vacío de las auroras
y la ausencia crepuscular, prócer.

¡Qué débilmente tiritan Ellos,
los ojos que mi tiempo ha eclipsado,
nuestros alcohólicos futuros
impasibles de viento y marea
callan de miedo, de odio, de hastío,
por buscar el lucero del túnel
por soñar te quieros sin respiro
y por rasgar la sombra del cielo!

El tren se desplaza por las fechas
en sus vías de cristal vertido,
y reprocha errores al amor
y a mi música de lindo olvido.

Recuerdo el sosegado oleaje
y las flores brotando despacio;
nocivas pesadillas deforman
lo que antes fueron aspiraciones.

Rigurosa armónica condena
los días placenteros de niños,
los viejos años amotinados
protestan contra su dios supremo.

Sin ser poeta hoy canto frustrado
a la sangre seca, justiciera,
al engaño de la humanidad
y a la esperanza esencial, o fe.

¡Seme sincero, pobre piano,
que arropaste mi terror insano,
muéstrame por los cinco sentidos
la perpetuidad del buen delirio,
dame de amistad tierna un aliento
y hazme, abuelito cuentacuentos!

... Cómo me gustaría tener
las llaves de voz emocionada,
y volver a ser ave de vuelo,
ser alegre y ruidosa campana
y no volver a hablar de divorcio
y que la orgía solo sea ocio.
Anhelo un beso o caricia hermana,
anhelo una guitarra gitana...

“Adiós” dirán los más forasteros
los vecinos dirán “Hasta luego”.

***