
Iba criando promesas, en el fondo de mi bodega,
el pífano celular arrullaba.
Amor infantil ciego y pecador, dejando almas solteras,
mi tímida voz callaba.
He sabido de ti que tu amistad, vale todo tu tiempo,
que reverdece así tu risa.
¿Para qué estoy yo, iluso peregrino del viento?
para esgrimirme aprisa...
El espíritu de la mañana, te fue a buscar lejano,
y dijo que no te vio.
Un poeta amigo mío, me susurró un cantar gitano,
me rompiste el corazón.
Caballitos de madera y cascabeles de roca resuenan,
en el mármol de mi piel.
No me quieres demasiado, si de ser así eso fuera...
sería oso bañado en miel.
No me quieres, eres demasiado joven para quererme,
tus cabellos bostezan al sol.
La muralla inocente, ¡oh muros de pasión luciente,
carcomidos por leyendas de amor!
Paloma que cae de atardecido, ayer brillabas más,
disipabas mis eternas nebulosas.
En la hora del ocaso, que fiel todos los días está,
me hallarás posado entre rosas.
El verdadero llanto cárdeno repite y repite salmos,
me abandonas en mi laberinto.
No me conoces, no tienes tanta suerte, no nos damos,
cuanto debiéramos delito.
Eran de luz y siniestras, con aroma de esperanza,
eran las fragancia vuestras.
Como a ti los besos suaves, era una macabra danza,
vuestras canciones maestras.
Al mar le arranqué sus perlas, pues de serlas, yo te las doy,
era caballero de espada oxidada.
Movían sonora alabanza, como la vida del recién nacido, voy
ciego lector de pluma estilizada.
***
el pífano celular arrullaba.
Amor infantil ciego y pecador, dejando almas solteras,
mi tímida voz callaba.
He sabido de ti que tu amistad, vale todo tu tiempo,
que reverdece así tu risa.
¿Para qué estoy yo, iluso peregrino del viento?
para esgrimirme aprisa...
El espíritu de la mañana, te fue a buscar lejano,
y dijo que no te vio.
Un poeta amigo mío, me susurró un cantar gitano,
me rompiste el corazón.
Caballitos de madera y cascabeles de roca resuenan,
en el mármol de mi piel.
No me quieres demasiado, si de ser así eso fuera...
sería oso bañado en miel.
No me quieres, eres demasiado joven para quererme,
tus cabellos bostezan al sol.
La muralla inocente, ¡oh muros de pasión luciente,
carcomidos por leyendas de amor!
Paloma que cae de atardecido, ayer brillabas más,
disipabas mis eternas nebulosas.
En la hora del ocaso, que fiel todos los días está,
me hallarás posado entre rosas.
El verdadero llanto cárdeno repite y repite salmos,
me abandonas en mi laberinto.
No me conoces, no tienes tanta suerte, no nos damos,
cuanto debiéramos delito.
Eran de luz y siniestras, con aroma de esperanza,
eran las fragancia vuestras.
Como a ti los besos suaves, era una macabra danza,
vuestras canciones maestras.
Al mar le arranqué sus perlas, pues de serlas, yo te las doy,
era caballero de espada oxidada.
Movían sonora alabanza, como la vida del recién nacido, voy
ciego lector de pluma estilizada.
***
0 Ida(s) De Olla:
Publicar un comentario